Inauguro la sección 52 semillas con Clara Campoamor (Madrid, 1888 - Suiza, 1972).



Clara Campoamor es considerada como una de las madres del movimiento feminista y sufragista en España. Fue también diputada en las primeras Cortes de la II República Española. 
Defensora de la igualdad de derechos de la mujer, fue una de las impulsoras de la aprobación del sufragio universal en España, logrando el voto femenino en las primeras elecciones republicanas, así como la primera ley del divorcio.
Era hija de un modesto empleado y de una modista. A los 21 años ingresó en el Cuerpo de Correos y Telégrafos y con 36 años obtuvo el título de licenciada en derecho por la Universidad de Madrid, una de las pocas abogadas en España en esa época.
Fue elegida diputada del Partido Radical en 1931 y una de las miembras encargadas de la comisión que redactaría el proyecto de Constitución de la Segunda República, sobre todo impulsó el artículo 36, el que hablaba del sufragio femenino sin limitaciones (frente a muchas personas que no lo consideraban por “hasta que las mujeres dejaran de ser retrógradas” (Álvarez Buyita, Rico); “hasta que transcurran unos años y vea la mujer los frutos de la República y la educación” (dicho por otra sufraguista de izquierdas, Victoria Kent)) o indefinidamente, “porque las mujeres son histéricas por naturaleza” (Roberto Novoa) o incluso reconocer el derecho a voto solamente a las mayores de 45 años “porque antes la mujer tiene reducida la voluntad y la inteligencia” (Ayuso). Tampoco Margarita Nelken, la otra mujer del Congreso, del PSOE, y también feminista, consideraban oportuno el reconocimiento del voto femenino porque creían que iban a votar a las derechas influenciadas por la Iglesia Católica. Finalmente, en 1931, se aprobó por mayoría exigua quedando el texto como sigue: Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes.
En la primeras elecciones con sufragio universal en España (1933), ganaron las derechas como había pronosticado Victoria Kent y tanto ésta como Clara Campoamor perdieron sus escaños. Eso le supuso numerosas críticas dentro de su propio partido.
En 1935 se separó del Partido Radical, debido a la “pérdida de confianza y la fe en el Partido” por llevar a cabo una política de derechas.
En 1936 escribió su obra más conocida Mi pecado mortal: El voto femenino y yo”, en la que argumentaba su defensa de la concesión del voto a las mujeres.
Con el estallido de la guerra civil se exilió a Francia, para pasar posteriormente a Argentina y Suiza. Murió en Lausana el 30 de abril de 1972. Sus restos yacen en el cementerio de Polloe, en Donostia-San Sebastián.


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