Anoche al llegar a casa una triste noticia nos esperaba. Labordeta había muerto.
Llevaba unos años luchando contra el cáncer y aunque decía encontrarse Regular, gracias a Dios, la enfermedad pudo con su cuerpo.
Pero antes de irse ha echado muchas raíces. Raíces fuertes y luchadoras que echarán nuevas raíces para empujar la historia hacia la libertad.
Aquí en Paiporta dejó su huella y echó raíces aquella maravillosa noche republicana de abril en la que nos transmitió su bondad, sabiduría y tenacidad. También su encantador y peculiar sentido del humor.
Hasta la vista envidiable maestro, genial cantautor, sentido poeta, inmejorable político y sobre todo, buena persona.
Y ahora a aguantar que se apunten a la foto quienes no pararon de burlarse de él cuando soltaba verdades como puños.
Descanse en paz de tanta mediocridad e indiferencia como le hicieron padecer y contra la que tan tercamente combatió.
Besos, Isabel.