Hace un mes el ejército israelí atacaba la Flotilla de la Libertad, un grupo de barcos que transportaba ayuda humanitaria a Gaza. Uno de los barcos se llamaba Rachel Corrie, nombre que hace honor a la activista por la paz que dio su vida por el pueblo palestino. Y es que Rachel murió de forma brutal, aplastada por un bulldozer israelí cuando intentaba evitar la demolición de varias viviendas de familias palestinas.
Amparo me pidió que dedicara una semilla a esta joven. Con un poco de retraso, una semilla por la paz.
Con su asociación pacifista, Rachel Corrie había organizado iniciativas en ocasión del aniversario del 11 de septiembre de 2001, en memoria de las víctimas del desastre y de la guerra en Afganistán.
Rachel Corrie y sus compañeros venían denunciando que cada día decenas y decenas de casas seguían siendo destruidas en la frontera de Gaza -“abaten las casas aunque haya gente dentro y no tienen respeto por nada ni por nadie”-. También denunciaban que los bombardeos constantes habían dañado los pozos de agua dulce en los campos de refugiados de Rafah -“los pozos no pueden ser reparados por los trabajadores palestinos sin exponerse a las balas del ejército israelí”-.
Rachel fue asesinada el 15 de marzo del 2003 en Rafah -frontera de Gaza- por el conductor de una excavadora militar israelí. “Estaba sentada en la trayectoria de la máquina, el conductor la vio, continuó y le pasó por encima, la excavadora le echó tierra encima y después la aplastó”, declararon sus compañeros y demás testigos de los hechos.
Rachel Corrie, de sólo 23 años, perdió la vida mientras defendía, con su propio cuerpo y sus ideas, el derecho de los ciudadanos palestinos a tener un techo y una tierra. Hoy muchos activistas siguen trabajando por la paz en Palestina y en otras partes del mundo.
“Para quienes hemos visto de cerca ese horror, la voz de Rachel Corrie es un cuchillo que nos abre una llaga y la remueve” (Mario Vargas Llosa).
Documental sobre Rachel Corrie: "Rachel Corrie, una conciencia estadounidense"
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